martes, 27 de mayo de 2025

Cuento de la vaquita Muñí - Ha nacido un ángel

 Ha nacido un ángel

Érase una vez un prado verde desde dónde se avistaba el mar. Allí había una granja preciosa en la que convivían en paz muchos animales. En las llanuras cercanas a la playa, pastaba una familia de vacas; entre ellas una muy especial. La pequeña Muñí. Había nacido con la primavera, y feliz y despreocupada tan solo pensaba en jugar. Le gustaba perseguir a las mariposas y observar a los caracoles después de la lluvia. Su madre, una vaca fuerte y cariñosa, la vigilaba día y noche desde una distancia prudencial, y de vez en cuando la reñía si se pasaba de la raya con sus travesuras.


Muñí era toda vida; todos los cachorros nacidos esa primavera jugaban con ella, era muy divertida y le gustaba esconderse agachada entre el trigo, y asustar un poquito a sus amigos. Muñí además tenia algo especial, algo que la hacia distinta, unas orejas grandes y graciosas que solía agitar como un colibrí. Un día, mientras perseguía a una preciosa mariposa amarilla, se dio cuenta de una cosa; la mariposa volaba muy alto, y al tratar de alcanzarla, se esforzó más que nunca en agitar sus orejas; de repente, y ante la sorpresa de todos sus amigos, se elevó del suelo y se mantuvo en el aire unos segundos. A partir de aquel día comprendió que algo mágico iba a ocurrir, y concentró todos sus esfuerzos en entrenar sus orejas. Se colocaba piedrecillas cada vez mas pesadas sobre ellas, para así adquirir mas fuerza, y saltaba de los lomos de los caballos tratando de aguantar el máximo posible en el aire. Pasaron los meses y llegó el otoño. Las hojas de los árboles comenzaron a caer, y las tardes se hicieron mas cortas. La pequeña Muñí había hecho grandes progresos durante el verano; podía elevarse sola del suelo y realizar vuelos cortos de un establo a otro; ya no había mariposa más veloz que ella, las ganaba a todas en las carreras, y saltando al potro no tenia rival, podía saltar a todos los animales de la granja, incluida la yegua mas alta.


En la granja, algo comenzó a suceder. Los animales empezaron a sentirse nerviosos. La hierba era cada vez más escasa y la temporada de lluvias no llegaba. Los caballos tenían largas discusiones que no desembocaban en nada. Atolón, el caballo mas anciano se pasaba el día mirando al cielo en busca de algún indicio que indicase que la lluvia llegaría pronto, pero pasaban las semanas y el cielo continuaba raso.
Una tarde, mientras Muñí hacia prácticas de vuelo cerca de la casa de los propietarios, escuchó una conversación que le puso los pelos de punta. Si las lluvias no volvían pronto tendrían que dar en adopción a los animales.
Muñí pasó toda la noche pensando. Creía que si volaba lo suficientemente alto podría ir hasta el cielo y pedir a las nubes que volvieran. Así que al día siguiente partió sin decir nada a nadie. Caminó durante todo el día y parte de la noche hasta alcanzar la cima de la montaña más alta. Desde allí emprendió el vuelo. Movió las orejas con todas sus fuerzas, subió y subió pero no logró llegar a tocarlas. Mientras sentía que le fallaban las fuerzas se puso a llorar. Pidió por favor que volvieran las nubes con sus preciosos ojos grises llenos de lágrimas. Las nubes conmovidas recogieron a la vaquita antes de que llegara al suelo cuando, exhausta por el esfuerzo, perdió el conocimiento. Al despertar se encontró sobre un mullido y húmedo lecho de algodón. Una pequeña nube la depositó en el suelo de su hogar y le hizo prometer que nunca más se alejaría de allí. A partir de aquel día, todas las noches cae una suave lluvia sobre los prados verdes desde dónde se avista el mar, sobre el hogar de Muñí.


fin


Texto e ilustraciones: Marta Domingo
Todos los derechos reservados. Puedes compartir el cuento con atribución a su autora. Gracias.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Cuento de navidad: El Gran Baile de Navidad de la Familia Trébol

 

En un tranquilo rincón del bosque, donde los rayos del sol se filtraban entre los árboles y los aromas de pino y lavanda llenaban el aire, vivía la familia de gatos apellidados Trébol. Papá Gato, Mamá Gata, y sus tres pequeños: Misi, Pelusa y Bigotes, habían estado ocupados durante toda la semana preparando su gran fiesta de Navidad.

El gran día había llegado. La casa, una acogedora cabaña de madera, estaba decorada con luces brillantes y guirnaldas hechas de ramitas y bayas rojas. Pero lo más hermoso de todo era el árbol de Navidad. Alto y elegante, estaba adornado con bolas doradas, lazos rojos y una estrella reluciente en la punta. Y debajo de él, un montón de regalos envueltos en papeles coloridos esperaban pacientemente a ser abiertos.


Preparativos Navideños


Mamá Gata trabajaba en la cocina, donde un delicioso aroma de pavo al horno y pastel de atún llenaba el aire. Papá Gato, con un elegante chaleco rojo, ajustaba los últimos detalles de la decoración en la sala. Mientras tanto, Misi, Pelusa y Bigotes colocaban velas en la mesa del comedor, que estaba cubierta con un mantel blanco bordado con copos de nieve.



“¡Todo está quedando perfecto!” exclamó Misi, observando cómo las velas reflejaban su luz en los platos de porcelana.


La Llegada de los Invitados


Pronto comenzaron a llegar los invitados. Había gatos de todos los rincones del bosque: el Tío Mostacho, la Abuela Miaulina, y hasta el primo Ronrón, famoso por su habilidad para tocar el piano. Todos llevaban sus mejores abrigos de invierno y bufandas de colores.


La música comenzó con una melodía suave tocada por Ronrón. Los invitados se movieron al compás del ritmo, y no pasó mucho tiempo antes de que el gran baile comenzara. Bigotes lideró el primer baile, luciéndose con pasos elegantes que había practicado en secreto. Mamá Gata bailó con Papá Gato, y juntos giraban con tanta gracia que todos aplaudieron al finalizar.


Una Cena Especial


Después del baile, llegó el momento de cenar. Los gatos se sentaron alrededor de la mesa bellamente decorada. Había platos de todo tipo: pastel de atún, croquetas de pollo, sopa de calabaza y un postre especial de crema de leche con galletas en forma de estrellas. Los pequeños Misi, Pelusa y Bigotes estaban encantados con los dulces, mientras que la Abuela Miaulina contaba historias de antiguas Navidades.


“¿Recuerdan cuando decoramos el árbol con conchas?” dijo la abuela, haciendo reír a todos.


Los Regalos Bajo el Árbol


Al terminar la cena, Papá Gato anunció que era hora de abrir los regalos. Todos se reunieron alrededor del árbol. Pelusa recibió un juguete con plumas que sonaba divertido, Misi obtuvo un cuaderno para escribir sus historias, y Bigotes encontró una bufanda tejida por Mamá Gata, perfecta para los fríos del invierno. Todos los pequeños gatitos también recibieron un pequeño paquete envuelto en papel de colores.


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Pero la mayor sorpresa fue un regalo grande para toda la familia: una caja llena de fotos antiguas y un álbum nuevo para llenarlo juntos. “Es para que guardemos nuestros momentos felices”, dijo Mamá Gata con una sonrisa.


El Espíritu de la Navidad


La noche terminó con todos reunidos junto al árbol, cantando villancicos. Mientras las velas parpadeaban y el fuego en la chimenea crepitaba suavemente, Papá Gato levantó su copa y dijo:


“La Navidad no se trata solo de los regalos o la comida, sino de estar juntos y compartir amor. Esta noche, somos la familia más feliz del bosque.”


Y así, con risas y ronroneos, la familia Trébol celebró una Navidad inolvidable.




jueves, 12 de diciembre de 2024

Dragones Fantásticos para Colorear: Ideas Creativas para Niños que Aman la Fantasía

Descubre el Maravilloso Mundo de los Dragones: Dibujos para Colorear que Fomentan la Creatividad Infantil


Los dragones han fascinado a la humanidad durante siglos, apareciendo en leyendas y cuentos de culturas de todo el mundo. Desde los majestuosos dragones europeos que custodian tesoros, hasta los sabios y benevolentes dragones orientales que traen buena fortuna, estas criaturas despiertan la imaginación de personas de todas las edades. Pero ¿sabías que los dragones también pueden ser una herramienta maravillosa para fomentar la creatividad en los niños? ¡Nuestra colección de dibujos de dragones para colorear te lo demostrará!

Por qué los dragones son perfectos para colorear

Los dragones son criaturas tan versátiles como fantásticas. Su forma y apariencia varían según la cultura, el relato o la imaginación, lo que los convierte en lienzos perfectos para que los niños exploren su creatividad. Pueden tener escamas relucientes, colas largas y ondulantes, alas imponentes o pequeñas, y colores que desafían la realidad.

Colorear dragones no solo es divertido, sino que también ayuda a los niños a desarrollar habilidades importantes:


Creatividad sin límites: Los niños pueden experimentar con colores inesperados y patrones únicos. ¿Quién dice que un dragón no puede ser de color arcoíris o estar decorado con lunares y estrellas?

Motricidad fina: Colorear los detalles de las alas, las escamas y las colas mejora la coordinación mano-ojo y la precisión.

Expresión emocional: A través de los colores y los diseños, los niños pueden expresar emociones y contar sus propias historias.


Nuestra colección: Dragones para todos los gustos


Hemos preparado una colección variada de dibujos para colorear que incluye dragones en diferentes estilos y escenarios:


Dragones clásicos: Inspirados en la fantasía medieval, con escamas relucientes y alas majestuosas.

Dragones kawaii: Adorables y amigables, perfectos para los más pequeños.

Dragones orientales: Elegantes y serpenteantes, evocando la magia de la cultura asiática.

Dragones en su hábitat: Dragones rodeados de volcanes, castillos, cuevas o bosques encantados.

Dragones personalizados: Diseños más sencillos para que los niños puedan agregar sus propios detalles, como patrones de escamas o accesorios.


Colores sin fronteras: ¡Deja que la imaginación vuele!

Una de las mejores cosas de colorear dragones es la libertad de elegir cualquier combinación de colores. Los niños pueden experimentar con:

  • Tonos cálidos,  como rojos, naranjas y amarillos para crear dragones que parecen venir del fuego o de un sol radiante.
  • Colores fríos, como azules, verdes y violetas para dragones acuáticos o mágicos.
  • Metálicos, como dorados, plateados y bronce para un toque de elegancia y poder.
  • Pasteles o neones, para dragones más fantásticos y modernos.


Fomentar la creatividad nunca ha sido tan emocionante

Nuestra colección de dibujos para colorear de dragones es más que una actividad; es una puerta abierta a un mundo de fantasía y expresión. Los niños no solo se divierten, sino que también desarrollan habilidades importantes mientras exploran la magia de estas criaturas legendarias. Así que, si buscas una actividad que combine creatividad, aprendizaje y diversión, ¡es hora de dejar que los dragones cobren vida a través de los colores de tus pequeños artistas!